Adiós a las promesas electorales para los opositores
Puede que también lo hubiese hecho Rajoy, por que hoy, más que nunca, se ve cómo para ganar unas elecciones se prometen muchas cosas, incluso imposibles de cumplir, y luego se quedan en agua de borrajas. Lo ha hecho el PP, lo ha hecho el PSOE y en general es un mal de los partidos políticos.
En la legislatura anterior, el Gobierno Socialista cumplió gran parte de todas sus promesas y eso nos dio esperanzas. No caímos en que una vez en el Gobierno asentados, los partidos se confían y se relajan. Suelen dar pasos atrás como los cangrejos. Y esto lleva sucediendo desde los principios de la democracia.
Las plazas propuestas en tantos sectores eran causa de ilusión. Todos pensamos que estos cuatro años eran los últimos para fijar nuestro futuro. Hoy hay que ser más pesimista. Con una reducción tan grande, el 30% en este año, el 70% para el año que viene, las oposiciones nos van a resultar muy duras. La competencia se multiplica y por lo tanto también nuestros nervios.
Con la situación de crisis económica mundial y nacional que vivimos, a Zapatero no le quedaba más remedio que tomar una medida así. Opositor.com no le critica eso, pero si protesta por las “fantásticas promesas”. Hace seis meses, la crisis estaba empezando, subía la inflación y el paro, muchos sectores de la economía se desaceleraban, la UE no bajaba los tipos de interés y el precio del petróleo seguía subiendo, entonces, ¿Por qué prometió tantas plazas?
Creérnoslas nos las creímos ya que para imponer el Estado de Bienestar del que se presumía eran necesarias y por que, hasta ese momento, el Presidente de Gobierno había cumplido su palabra.
Ahora llega la decepción. ¿Esto supondrá una pérdida de votos en las siguientes elecciones? No se sabe, todo depende de lo bien o mal que acabe la legislatura. Lo que si está claro es que a los opositores nos han hecho una faena.
Muchos habíais comenzado a preparaos por la halagüeña cifra de plazas ofertadas, otros, simplemente, seguisteis estudiando pero algo más ilusionados y, otros muchos, no abandonaron porque creyeron que esta si iba a ser la definitiva.
¡Ahora que! Le podemos decir al Gobierno. ¿Quien repone nuestros sueños rotos o nuestra autoestima por lo suelos?
Sólo nos queda hincar los codos con fuerza, tomar el último aliento, prepararnos como nunca e intentar ser los mejores. Amigos, la protesta no nos sirve de nada, a estudiar como locos, que el que algo quiere algo le cuesta.
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