Se rebajan las exigencias a la hora de buscar trabajo
Los desempleados se ven forzados a reducir sus expectativas profesionales y muestra un interés creciente por ingresar en la administración pública
“Miedo e inseguridad”. Para Víctor García Poves, gerente de la consultoría en recursos humanos de Deloitte, estos son los sentimientos que comparten todos los candidatos que, a día de hoy, buscan un puesto de trabajo: “Es algo generalizado, independientemente del nivel de formación, cualificación o experiencia del desempleado. Se sabe que las empresas no están contratando”. Esta actitud, además, empeora con la edad. Es el caso de los afectados por expedientes de regulación de empleo –que generalmente llevan muchos años en el mismo puesto–, “que tienen una falta de experiencia absoluta en búsqueda de trabajo porque llevan mucho tiempo desconectados del mercado”, apunta el director general de Manpower, Raúl Grijalba.
Sin embargo, los expertos insisten en que la crisis afecta a todo tipo de parados. Adecco acaba de traducir este hecho en cifras en su “Encuesta de confianza en el mercado laboral 2009”. Según la firma de recursos humanos, que ha sondeado a más de 1.000 personas, un 77% de los desempleados aceptaría un trabajo inferior a su formación y experiencia, frente sólo a un 7,2% que no lo haría. La opinión de García Poves coincide con lo que arrojan los datos de Adecco y explica que en la situación actual “afloran las preocupaciones básicas (hipoteca, préstamos, educación de los hijos...)”. El gerente de Deloitte reitera, que lo importante en estos momentos “es llevar dinero a casa”.
Concesiones
El panorama del mercado laboral ha cambiado radicalmente en el último año. No hace tantos meses se hablaba del “reinado del candidato”; era él el que elegía hacia qué empresa, sector y puesto quería dirigirse. Ahora, hay pocas opciones donde elegir y, según qué situaciones, se rebajan las exigencias.
Raúl Grijalba distingue las concesiones más habituales en función del perfil del candidato, si es “medio-alto” o “medio-bajo”. El director general de Manpower señala que en el momento de aceptar un puesto, cualquier persona tiene en cuenta la situación geográfica del mismo, el sector, el salario y el tipo de puesto. “Últimamente, –añade– también entra en juego un quinto aspecto, el horario”.
De acuerdo con Grijalba, los perfiles “medios-altos” están más dispuestos a cambiarse de ciudad o, incluso de país. También son más flexibles con el sector y el tipo de puesto. Gloria Fernández, directora de Iberian Executive Search & Selection y experta en este tipo de candidatos, lo corrobora: “El ejecutivo está más abierto a cualquier opción profesional, aunque no esté alineada al 100% con su trayectoria”. Sin embargo, Fernández afirma que “ellos no aceptan peores condiciones, lo que sucede en momentos de crisis es que se ajusta todo el mercado, la oferta y la bonanza”. Es decir, al haber más candidatos abiertos a cubrir una posición, la empresa es más recatada en el planteamiento económico.
El desempleado con menor nivel de cualificación, el perfil “medio-bajo”, realiza un mayor esfuerzo personal. Este candidato, según Raúl Grijalba, “sabe que la cosa no está para elegir” y, por este motivo, se muestra más flexible en lo que a tipo de puesto y franja salarial se refiere.
Desde Adecco apuntan que también ha cambiado el interés por la formación. Mientras que hace unos meses lo habitual era encontrar dos de cada diez candidatos haciendo algún tipo de curso –sobre todo de idiomas–, ahora esa cifra se eleva hasta alcanzar el 50%. La firma también constata la tendencia a estudiar una segunda carrera o un postgrado.
Seguridad ante todo
El desempleado ya no tiene la sartén por el mango. Los más de tres millones de parados con los que se estrenó el año no se pueden permitir el lujo ni de elegir y, según parece, tampoco de exigir. Algo que también sabe la población que conserva su puesto, de hecho los profesionales en activo se lo piensan mucho antes de cambiar de empleo, “muestran una cautela y precaución que no eran habituales hasta ahora”, observa Fernández.
“Seguridad” se erige, entonces, como la palabra clave del mercado laboral. Los candidatos se interesan por sectores aparentemente sólidos. El energético es uno de ellos, aunque García Poves, de Deloitte, señala que, a pesar de las pérdidas, “también hay esperanza en el sector servicios”. Aunque si hay un área que atrae el interés es la sanitaria. Según un estudio conjunto de CCC y la Asociación Nacional de Centros de Estudios a Distancia (ANCED), ha crecido en un 65% la demanda de cursos relacionados con este sector. Las mujeres –un 91% de los alumnos– son las que más se decantan por este ámbito y sus preferencias se dirigen hacia el área de mayores y dependientes, quizá animadas por los últimos datos del Ministerio de Educación, Política Social y Deporte que anunciaba que, gracias a la Ley de Dependencia, harán falta en los próximos años 300.000 profesionales especializados.
Persiguiendo esa seguridad son cada día más los que se sienten atraídos por la Administración Pública. El “Financial Times” revelaba hace poco que, a causa de la crisis, el Ejército está recibiendo un aluvión de solicitudes de ingreso. “El año pasado, 78.575 personas pidieron el ingreso, el doble que en 2007”, citaba el periodista. La población inmigrante menor de 30 años es el colectivo que más se ha animado a formar parte de las Fuerzas Armadas Españolas.
Desde la misma perspectiva, se observa el creciente interés en las oposiciones. Pese al anunciado recorte del 70% de las plazas de empleo público, son muchos los que optan por el funcionariado. En la preparación de oposiciones, se ha detectado que en 2008 se produjo un incremento del 8% en el número de alumnos con respecto a 2007, “quizá provocado por la crisis –admiten–, pero también por el alto número de convocatorias publicadas el año pasado”. Es destacable, además, que también ha crecido, aunque de forma leve, el número de alumnos que están en el paro. “La gente busca un empleo seguro y en la Administración lo van a tener” “pero si no existe vocación, como en cualquier otro trabajo, no sirve de nada”.
“Hay que bajar_el listón, y yo ya lo he bajado”
Más de tres millones de personas (3.128.963 según las cifras publicadas en enero) se levantan, cada día, como lo hace Alejandro Muñoz desde hace dos meses, deseando que la frase “estoy en el paro” sea sólo un recuerdo. Este madrileño, de 31 años, se quedó sin trabajo a inicios de 2008: “Cerró la fábrica donde trabajaba, del sector de las artes gráficas, el área donde llevaba ya casi diez años”. Se inscribió en Adecco y durante el año pasado encadenó un par de trabajos. Ése fue el primer cambio. “Empecé en siderometalurgia, he descubierto que me gusta, pero fue mi primera concesión”, confiesa.
Esta misma Navidad se acabó su contrato y lleva dos meses en paro y sus concesiones van en ascenso: “No es un tema de dinero, hay que bajar el listón, pero es que yo ya lo he bajado”. En estos momentos Alejandro, que sigue inscrito en Adecco, se plantea seguir formándose. Quiere estudiar un ciclo de FP de mantenimiento para, al menos, tener más cerca su objetivo profesional: “Me gustaría trabajar en mi última empresa, en el sector siderometalúrgico, realmente es algo que me gusta”.
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