Situación actual del paro y aumento del empleo público
Las administraciones públicas no se plantean hacer un agujero en el cinturón para corresponder al mensaje de austeridad financiera inherente a la crisis. Lejos de entrar en cintura, el Estado y las comunidades han alimentado un grueso michelín pisando el acelerador de las contrataciones, un gesto que los analistas consultados interpretan como un modo de “compensar” el drástico aumento del paro que podría alcanzar el 19% este verano.
Entre enero y marzo, el número de contratos de empleados públicos aumentó un 5,4% respecto al año anterior, el mayor ritmo de los últimos seis años, burlando el intenso ajuste laboral que sí se ceba con el sector privado, donde sólo tiene cabida la destrucción neta de puestos de trabajo, que avanzó en ese mismo periodo un 8,1%, según revela el Indicador Laboral de Comunidades Autónomas IESE-Adecco (ILCA).
La estampa es cuando menos pintoresca. Mientras cada día del último año 5.031 trabajadores se quedaron en paro, como una consecuencia lógica del parón en seco de la actividad, en el otro lado de la balanza el sector público fichó a 430 trabajadores diarios, de los cuales, según los registros del Banco de España, ocho de cada diez son funcionarios.
El presidente del Gobierno fue el primero en alentar a las empresas a “arrimar el hombro” conteniendo los gastos innecesarios e, incluso, pidió controlar los sueldos de los ejecutivos de las compañías con resultados “catastróficos”, en la reunión del G-20 de Londres, el pasado 2 de abril. Aunque su proclama ha caído en saco roto entre las paredes de su propia casa.
Para Diego Barceló, uno de los autores del ILCA, “las Administraciones públicas conciben, erróneamente, el aumento de contrataciones como una contribución al bien común”, afirma en alusión a la rebaja de paro que supone este fenómeno. Nada más lejos de la realidad. “Al intentar reanimar la demanda equivocadamente el Estado no conseguirá los objetivos propuestos con el agravante de que vamos a tener más endeudado el sector público”, prosigue. Haciendo uso de una cita de David Ricardo, el economista del IESE concluye: “Más deuda hoy significa más impuestos para mañana”.
A nadie se le escapa que el mantenimiento del sobredimensionado aparato estatal y autonómico recae directamente sobre los trabajadores y las empresas que consigan salir ilesas de la crisis. Esta losa tiene una factura concreta: hasta 4.500 euros anuales por trabajador. Esto es lo que cuesta a un trabajador media mantener a los miembros de las tres administraciones.
Aunque no acaba ahí el flaco favor que supone para todos los contribuyentes el furor por la generación de empleo público. Pese a que el Gobierno exhibe orgulloso la aprobación de una veintena de líneas de crédito ICO para dotar de liquidez a las empresas, el sistema de regadío financiero sigue priorizando al sector público, que en el último año embulló 116.716 millones de euros tan sólo en concepto de salarios para las distintas administraciones. Este volumen de gasto es tres veces mayor a las medidas de estímulo contempladas en el Plan E para las compañías, que asciende a 46.000 millones de euros. Y lo peor, concluye el ILCA, será “financiado con impuestos de éstas”.
Con un déficit público que amenaza con representar el 8% del PIB, según Bruselas, el tiempo dirá hasta cuánto las administraciones pueden contener el desempleo a costa del dar al botón de las contrataciones de funcionarios.
Pese al efecto de este remedio artificial, el ILCA prevé que en el tercer trimestre la tasa de paro repuntará hasta el 19,7%, lo que supone un incremento interanual de 8,3 puntos porcentuales, hasta afectar a 4,6 millones de personas. Andalucía, con un nivel de desempleo del 27% y Valencia, del 21,3%, se situarán por encima de la media. Por el contrario País Vasco (12,2%) y Galicia (12,2%) exhibirán cifras de desempleo por debajo a la media nacional.
La tasa de paro nacional se sitúa en el 17,4%, esto es, hay 4.010.700 desempleados, según los datos del INE del primer trimestre. Nunca antes la economía había destruido 1,3 millones de empleos, en términos interanuales. La gravedad de este ajuste afectó a todos los sectores. De cada diez empleos perdidos en los últimos doce meses, cuatro correspondieron a la construcción, otros cuatro a los servicios y los dos restantes a la industria.
El pronóstico
El ministro de Trabajo volvió a insistir ayer en que se ven índices de recuperación en los datos de paro correspondientes a mayo, que hoy desvelará el Gobierno. Para Corbacho el comportamiento del paro en los últimos meses “no ha sido tan negativo” por lo que estimó que el repunte del desempleo se desacelerará. Desde IESE-Adecco rechazan hablar de un cambio de tendencia. Estiman que habrá 4,6 millones de parados entre julio y septiembre.
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