Viviendo con tus padres y con tu hijo ¿es posible opositar?

J. Suano es una joven diplomada en magisterio que compagina como puede su vida personal con la laboral. Vive con sus padres y conoce muy bien las dificultades que existen a la hora de conciliar su vida familiar y laboral ya que tiene un niño de tres años que hace que su situación sea un poco más compleja.

Estaba finalizando la carrera de Magisterio por la rama de Audición y Lenguaje cuando tuvo a su pequeño. Es una mujer-coraje. Tan sólo faltó a clase tres semanas. Estuvo asistiendo a la facultad hasta prácticamente los nueve meses, y pocas semanas después de dar a luz, ya estaba de nuevo entre libros y apuntes.

El día a día de esta joven de 25 años no es sencillo. Vive en casa de sus padres y se levanta muy temprano para preparar a su hijo y llevarlo a la guardería. Pocos minutos después, comienza su turno de trabajo en una cafetería. A las dos de la tarde recoge a su pequeño y le da de comer. Pero aún le queda una larga jornada por delante: a las cinco tiene que volver a la cafetería y a esa hora ya no cuenta con los servicios de la guardería, así que son sus padres los que se encargan de cuidar al niño. «Sino fuera por ellos, no podría trabajar. Les debo muchísimo porque están haciendo un esfuerzo inmenso por ayudarme».

Para está joven pensar en la emancipación es prácticamente una utopía «Actualmente no puedo permitirme alquilar un piso y encargarme de trabajar, de cuidar al niño y de las tareas de la casa. Es imposible compaginarlo todo».

Su sueño es prepararse a las oposiciones de Magisterio, auque por el momento quiere esperar un poco porque «hace falta tiempo y dinero, y por ahora, no cuento con estos dos requisitos». No pierde la esperanza y confía en que a medio plazo sus sueños se cumplan.